El agua se convierte en un recurso cada vez más escaso y valioso, en este escenario el riego de tasa variable (VRI, por sus siglas en inglés) representa una evolución en la gestión inteligente del recurso hídrico en la agricultura, especialmente ante escenarios climáticos cada vez más erráticos y desafiantes.
En lugar de distribuir el agua de manera uniforme sobre un terreno, el VRI permite ajustar la cantidad de agua aplicada en distintas áreas del campo, considerando factores como la topografía, el tipo de suelo, la vegetación presente y la disponibilidad natural de humedad. Esta capacidad resulta vital en regiones propensas a la sequía, donde cada gota cuenta.
Los sistemas de VRI integran sensores de humedad, estaciones meteorológicas locales, mapas de elevación y herramientas de agricultura de precisión para determinar, en tiempo real, cuánta agua se necesita en cada zona del campo. Esta segmentación permite que el agricultor excluya áreas que, por su ubicación o condición, no requieren irrigación o podrían incluso dañarse con un exceso de agua.
A través de la aplicación selectiva y diferenciada del riego, se reduce el desperdicio de agua, se evita la acumulación en suelos mal drenados y se minimiza la erosión.
De igual manera, esta táctica aporta una capa de resiliencia ante períodos de estrés hídrico prolongado.
Al aplicar solo el agua estrictamente necesaria, se conservan las reservas y se fortalece la capacidad del cultivo para afrontar periodos de menor disponibilidad. Este tipo de manejo representa no solo una respuesta técnica a los desafíos climáticos, sino también una alineación con prácticas agrícolas sostenibles que priorizan el uso de los recursos sin sacrificar productividad.
Mayor rendimiento de los cultivos
Uno de los principales impactos del riego de tasa variable en la productividad agrícola radica en su capacidad para optimizar el entorno de crecimiento de cada planta, respetando las diferencias naturales que existen dentro de un mismo terreno. La premisa básica es simple pero poderosa: no todas las partes del campo necesitan la misma cantidad de agua, y tratarlas como si así fuera puede limitar el desarrollo óptimo del cultivo. De esta manera, el VRI responde al principio agronómico de adecuar los insumos a las necesidades reales del cultivo en cada fase de desarrollo.
Mediante sensores de campo y análisis de imágenes satelitales, el agricultor puede monitorear variaciones en el vigor vegetal, detectar zonas con signos de estrés hídrico o con potencial de sobre-riego y corregir estos desequilibrios de forma precisa. Por ejemplo, durante etapas críticas como la floración o el llenado de grano, una mala distribución del agua puede representar mermas importantes en el rendimiento. En contraste, un riego adaptado y focalizado asegura que cada planta reciba la humedad exacta que requiere para alcanzar su máximo potencial fisiológico.
Igualmente, al reducir tanto el riego insuficiente como el excesivo, se estabilizan los niveles de nutrientes en el perfil del suelo, evitando fenómenos como la lixiviación o el lavado de fertilizantes. Lo cuál no solo mejora la sanidad del cultivo, sino que contribuye a una calidad más uniforme de los productos cosechados. En conjunto, la aplicación diferenciada del agua permite homogeneizar el crecimiento del cultivo, mejorar su respuesta a condiciones adversas y, en consecuencia, elevar tanto la cantidad como la calidad de la producción final. La agricultura de precisión encuentra en el VRI un aliado para lograr estos objetivos.
Tecnología para un riego inteligente
La precisión del VRI no sería posible sin una sinergia de herramientas de alta tecnología. En primer lugar, las imágenes satelitales y aéreas facilitan el reconocimiento de patrones de productividad y humedad a gran escala. Combinadas con modelos digitales de elevación, estas imágenes construyen mapas que trazan barrancos, lomos y uniformidad de suelo.
Por otro lado, el software de agricultura de precisión procesa estos datos y genera “prescripciones de riego” o scripts que indican:
Zonas de gestión: subdivisiones del campo con características homogéneas.
Parámetros de aplicación: caudal, velocidad del pivote (en sistemas de riego central) o apertura de sectores (en sistemas de tuberías laterales o goteo).
Con ello, los agricultores pueden ajustar en cuestión de minutos sus equipos, sea un pivote central, un sistema de riego lateral o un tendido de goteo. Además, al integrarse con plataformas móviles o en la nube, la supervisión y modificaciones pueden hacerse de manera remota.
Tipos de Riego de Tasa Variable
Existen principalmente dos enfoques de VRI, cada uno adecuado a distintas configuraciones de campo y objetivos agronómicos:
Riego variable por sectores o velocidad: El campo se divide en “porciones de pastel” o sectores radiales que operan a diferentes caudales. El controlador del pivote central modula la velocidad de desplazamiento o la altura de boquillas según el sector en que se encuentre. Es ideal en parcelas de forma circular o con suelos relativamente uniformes, ya que simplifica la gestión en grandes extensiones.
Riego variable por zonas: El terreno se segmenta en zonas de gestión más pequeñas y dispersas, adaptándose a heterogeneidades más finas de suelo, topografía y cultivo. Se emplea con frecuencia en sistemas de microrriego o riego por goteo, donde cada tramo de tubería o gotero puede programarse de forma independiente. Modalidad que brinda la máxima precisión, especialmente en superficies irregulares o con mosaicos de cultivo.
Ventajas de implementar VRI en tus cultivos
Adoptar un sistema de riego de tasa variable conlleva beneficios tangibles en varios frentes:
Conservación del agua y sostenibilidad: Gracias a la aplicación selectiva y distribuida, el VRI puede reducir entre un 10% y un 30% el volumen total de agua bombeada, evitando el riego de áreas no cultivables o mal drenadas. Así, se promueve un uso más responsable del agua dulce, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Aumento del rendimiento y calidad de los cultivos: Ajustar el riego a las necesidades puntuales minimiza el estrés hídrico y promueve un desarrollo uniforme. Se traduce en frutos más sanos, granos más llenos y una cosecha homogénea, mejorando tanto la calidad de los productos como su valor de mercado.
Reducción de costes: Menos agua implica menos energía de bombeo y menores gastos en fertilizantes, pues se controla mejor la lixiviación de nutrientes. Además, la falta de humedad en zonas marginales inhibe el crecimiento de malezas, reduciendo la necesidad de químicos y mano de obra adicional.
Flexibilidad y adaptabilidad: Con el VRI es posible cultivar en zonas que antes se descartaban por problemas de drenaje o escasez de agua. Simplemente ajustando las prescripciones, se amplían las áreas útiles de producción sin invertir en grandes obras de drenaje o conducción hidráulica.
Equipos esenciales de Yamuni para maximizar tu VRI
Para que el riego de tasa variable dé su máximo potencial, es imprescindible contar con equipos robustos, precisos y con un servicio que responda con rapidez. Aqui es donde, desde Yamuni, con más de 30 años sirviendo al sector agrícola e industrial ofrecemos:
Sensores de humedad del suelo y mangueras especializadas, en Yamuni ofrecemos una amplia gama de sensores de penetración y capacitivos, junto con mangueras de alta resistencia para conectar y proteger estos dispositivos en campo.
Bombas de inyección y motobombas
Disponibles en acero inoxidable, aluminio o polipropileno, nuestras bombas garantizan un flujo estable y libre de pulsaciones, esencial para sistemas de fertirrigación integrados al VRI.
Válvulas, coples y flujómetros
Control preciso del caudal y la presión en cada zona de gestión. Nuestras válvulas de polipropileno o acero inoxidable aseguran un cierre hermético y una larga vida útil en condiciones exigentes.
Asesoría y servicio postventa
Más allá del suministro de equipos, en Yamuni brindamos asesoría personalizada y envío el mismo día en todo México. Nuestra misión es resolver necesidades con rapidez y garantías, para que los agricultores aprovechen al máximo cada gota de agua.
El riego de tasa variable representa un avance sustancial en la gestión del agua en la agricultura, pasando de procesos uniformes y desperdigados a prácticas inteligentes y basadas en datos. Al combinar tecnologías como GPS, sensores de suelo, SIG y controladores automatizados, el VRI permite una aplicación hídrica a medida, elevando la eficiencia, reduciendo costes y mejorando la sostenibilidad.
Es así que, con nuestro catálogo de equipos de alta precisión y compromiso de servicio, somos un aliado para cualquier productor que desee adoptar o mejorar su sistema de riego variable. De esta forma, la unión de innovación tecnológica y soporte especializado abre la puerta a una agricultura más productiva, rentable y respetuosa con el medio ambiente, esencial para enfrentar los desafíos hídricos del siglo XXI.